En Mcleod Ganj estuvimos un total de 9 días, y prácticamente cada día salíamos a caminar por sus calles, o a merendar por la tarde un chai donde se reunía la gente del pueblo.
Cuando recorres sus calles no te da la sensación de estar en la India, más bien en un pueblo del Tibet. Y es que de hecho en Mcleod Ganj, hay una gran cantidad de monjes procedentes del Tibet que llegan a este pueblo como refugiados.
Como contábamos al principio, nosotros no creemos en las energías en un sentido místico y/o espiritual, pero en Mcleod Ganj realmente se respira una paz que no hemos notado en ningún otro lado de la India. Es un lugar que transmite serenidad y calma.
Las calles están llenas de puestos de comida (tienes que probar los momos callejeros sí o sí) , de tenderetes estilo mercado callejero y muchas tiendas de arte y de todo tipo. Así que aburrirte no te aburrirás seguro.